Querido amigo, si todavía te puedo llamar así. Que todo empezó con
absurdos tonteos, que no significaban absolutamente nada. Pero por
desgracia, porque tenía que pasar o porque el destino así lo ha querido
me acabé enganchando a ti. A tus besos por el cuello, a tus mordiscos en
la oreja, a taparnos con la chaqueta para que nadie nos viera, a tu
colonia playboy que me atonta los 5 sentidos. Enganchándome a esas
tardes de viernes sentada sobre ti, a que me de igual llegar tarde a
casa con tal de estar un rato más contigo. Y ha ido aumentando, más y
más, poco a poco, y sin darme cuenta. Que la necesidad de tenerte
siempre que lloro es más grande, que necesito que me pegues un tortazo
cuando me veas llorar, y después poner esa cara que pones para que vaya
detrás de ti a abrazarte y a darte besitos, porque sabes qué? Que no
soporto que me des la espalda, que te vayas para picarme y hacerme ir
detrás de ti, que porque tengas un mal día me contestes borde, que sólo
vengas donde mí cuando tengas un problema con ella, o simplemente me
veas y no me saludes, que me ignores, que pases de mí de un día para
otro. Eso lo odio, me mata, me mata por dentro, que no lo puedo
soportar, que necesito que me abraces como siempre joder, que odio que
no te enteres de esto, o que haces que no te enteras, odio que me hagas
sentir que esto ha terminado, que ya no te vas a preocupar por mí, que
si me ves por la calle vas a hacer como si nada, que sólo te vas a
preocupar por ella, otra vez. Pero ya ves, que esta adicción hace que me
de igual todo el daño que me estás haciendo, que creeme aunque no te
des cuenta, es muy grande, y sabes que si me dices ven voy a ir volando
donde estés, porque eres mi chute de adrenalina, y que si me necesitas,
ya sabes que solo tienes que gritar, que yo voy a ser tu heroína cada
vez que te hundas otra vez, cada vez que pienses en ella otra vez, cada
vez que tengas ganas de reventar todo, voy a ser yo la que esté ahí.
Porque no se si te acordarás, pero un día te prometí que nunca te
dejaría solo, que siempre me ibas a tener. Y sabes mejor que nadie que
siempre cumplo mis promesas. Así que ya sabes, que voy a estar ahí a
todas horas del día, ya sabes que me da igual si son las 5 de la tarde o
las 4 de la mañana. Aquí estoy yo.
Y recuerda, que siempre se puede volver a querer. Siempre.
Y recuerda, que siempre se puede volver a querer. Siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario