Lo siento, pero después de 8 meses te sigo llevando en esta mala memoria. Y ya se que te molesta, pero los actos reflejos no se pueden evitar. Que después de vivir el verano más intenso con el chico más imperfecto y de aprenderme tus manías a la perfección no seamos capaces ni de mirarnos a la cara, eso, eso es lo que duele. Hubo un tiempo en el que firmamos felicidad sin papeles de por medio, y aún así estuvimos saltando entre las ilusiones y el miedo. Orgullo por todas partes, pero detrás de ese orgullo seguía habiendo ganas de aguantar nuestras idas y venidas. Entonces éramos fuertes para aguantar hasta que el puto infinito se nos cayese encima. Era fuerte. Era. Te llevaste el valor contigo quién sabe dónde. Y con valor o sin él, sigo aguantando. Yo por amor, tú por el odio. Pero ya ves, me hice fuerte por derrotas o abandonos.
De los errores se aprende. Ya me he aprendido de memoria ese cuento de que hay que ir a por todas, y lo he hecho. Y por esa misma razón, lo que más he aprendido es que no hay que creerse ni un sólo te quiero, si no se demuestra por encima de todo. Quien no arriesga no gana. Vive y deja vivir, disfruta y sé feliz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)