viernes, 10 de agosto de 2012

Cabeza alta y paciencia-.

A veces hay que tragarse el orgullo, por muy mal que sepa. Pero creedme, merece la pena. Que me habré tenido que morder la lengua mil veces y apretar fuerte los puños para no mandarle a la mierda. Bueno, a él y a todo lo que le rodea. Pero las incomodidades de orgullo que pueda provocarme son algo con lo que ya cuento. Pero me aguanto. Me aguanto porque ha aprendido a tratarme como ninguna otra. Y eso ha sido gracias a mi paciencia. Y la gente dirá: no te dejees pisotear, manten el orgullo, la cabeza alta. Pero esque la cabeza la llevo muy alta gracias a él, y es él el que me mantiene la corona. Me has enseñado a tener paciencia, y a vivir cada puto segundo.

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